Carlos Villabon
02 junio - 
junio 2 2022

Con el objetivo de ahuyentar moscas y diferentes insectos, En Colombia y algunos lugares del trópico, se suspenden bolsas plásticas con agua a diferentes alturas. Aquella creencia popular inspiró a Carlos Villabon la representación de tales bolsas de manera mimética y en diferentes formatos. Esta imagen proviene de lugares cálidos que el artista habitó y visitó durante su infancia; concepto que contribuyó como uno de los ejes centrales de su obra.

ADN (2022) surge de varias exploraciones formales que Villabon ha venido trabajando: la luz, la oscuridad, el color y la materialidad misma de las bolsas. Asimismo, proviene del análisis fotografíco de las películas y de la literatura universal, citadas en diferentes piezas. La sensibilidad del artista por ciertas imágenes populares da cuenta de pinturas excepcionalmente detalladas en las que evidenciamos mini figuras lego de personajes de Star Wars, Micky Mouse y Alicia en el país de las Maravillas; referentes comunes que llevan a pensar en el aspecto Pop de las obras. Sin embargo, las reflexiones de Villabon sobrepasan el juego de estas representaciones pictóricas cotidianas pues aluden al plástico como un arma silenciosa que afecta el medio ambiente, y por ende, nuestras vidas.

Por su parte, las esculturas que se acompañan de una pieza audiovisual, de alguna manera son una traducción del artista al percibir distintos objetos. En primera instancia, los tamaños de las obras de arte llaman la atención porque se distancian de una aprensión »real» de un oso, un globo e incluso de la misma bolsa plástica. Lo que nos lleva a preguntarnos, qué hay en el interior de estas esculturas? El aire que ocupa el espacio interior de los globos es entonces como el recuerdo, no podemos verlo, pero esta ahí.

Las bolsas de hielo saborizado que se consumen en varias zonas de la región como dulces o simplemente para sobrellevar el calor, son otra peculiaridad del entorno que Villabon ha investigado. Los Bolis, similar a las bolsas con agua suspendidas, exponen la maestría del artista en el manejo, de los colores, vibrantes, los brillos y los matices. Los reflejos, además, expresan fenómenos físicos como la reflexión y la refracción de la luz que incide en los objetos. Además, cuando estos se entrelazan simulando las dos cadenas del ADN construyen de manera poética paralelos como: los seres humanos y sus contextos, la niñez y la adultez, la luz y la oscuridad, el color y la sombra, el consciente y el inconsciente, entre otros.

La muestra invita al espectador a reflexionar sobre las metáforas y las analogías a las que remiten las obras de arte al aludir a experiencias de la niñez de cada persona: sin dejar de lado, la relevancia de que el entendimiento parte de la percepción. No en vano Nietzsche afirmó (…) el insecto o el pájaro perciben otro mundo completamente diferente al del hombre y que la cuestión de cuál de las dos percepciones del mundo es la correcta carece totalmente de sentido. Es decir, Villabon no se ocupa de la percepción de la mosca cando se atemoriza por la bolsa suspendida, ni de la veracidad de esta costumbre, sino que apunta a un ejercicio de introspección sobre nuestro pasado e imaginación.

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