Nacido en 1970 en la ciudad minera de Oruro, ubicada en la parte centro-occidental de Bolivia. Es el menor de seis hermanos. Desde temprana edad, tuvo una pasión por el dibujo, motivada por su tío Enrique Suaznabar, un fotógrafo profesional que vivía en la misma ciudad. Centrándose exclusivamente en los dibujos como motor principal de sus creaciones, mostró un gran interés por el color desde temprana edad y comenzó a explorar acuarelas, pasteles y lápices de colores. Su enfoque era pintar insectos, animales, casas y retratos sobre papel y cartones. Marcelo desarrolló una gran cantidad de su trabajo, ya que Oruro posee una energía mística en su entorno y una fuerte tradición folclórica; su carnaval fue declarado por la UNESCO como Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. A los 16 años, Marcelo comenzó a exhibir su trabajo como parte de exposiciones colectivas, logradas sin formación formal en arte. Impulsado por una pasión por el dibujo y el aliento de su tío, desde joven exploró su interés por el color a través del uso de acuarelas, pasteles y lápices de colores. Más tarde, completó un curso de arte en la Universidad Católica de Santiago, Chile, en 1992. Sus primeros trabajos estuvieron fuertemente enfocados en temas religiosos. Esta primera fase de su carrera duró más de cinco años, influenciada por artistas del barroco colonial como el Maestro de Calamarca de Bolivia, Melchor Pérez de Holguín, el artista italiano Bitti, entre otros. Luego, descubrió la fuerza y el lenguaje del color. Esto dio paso a una segunda fase que él denomina la fase del «Apocalipsis» y posteriormente la fase del «Altiplano Mágico». Su influencia provino principalmente de Bruegel, Bosch, Carrington, Dalí, Kahlo y Remedios Varo, por nombrar algunos. Durante los últimos diez años, Marcelo se ha dedicado a la exploración de un lenguaje simbólico más sutil. La repetición del paisaje del altiplano boliviano es evidente en su obra. El paisaje de su infancia y la memoria del escenario lo siguen, es mágico, con gran poder y energía. Las imágenes en las pinturas de Marcelo son caprichosas, complejas, absurdas y surrealistas. Estas imágenes le aparecen de manera aleatoria y las esboza para no perder el fantasma.